septiembre 22, 2011

EN EL ESTADIO, DESDE LA POPULAR

No te ha pasado... que vas pa´l estadio, tú juicioso y comprometido, llegaste temprano, entraste y encontraste puestos libres, te preguntas -¿arriba o abajo?- subes a tribuna alta, te ubicas en el mejor puesto para ver el partido. Estás tranquilo, llenito y fuiste al baño antes de que empezara, son las 8 en punto, ya van a arrancar los actos de protocolo, pero ahí es donde llega "el hincha perdido", ese que no encontró puesto pa´ él y los 5 amigos con que llegó.

Por fin se ubica, ¿dónde? obvio, en frente tuyo, en ese momento llama al señor que vende las papas y las gaseosas, - ¡oe papas!- preciso, el señor de las papas se para en frente tuyo no te deja ver el partido, no tiene devuelta y se queda rebuscándose en los bolsillos, ¿y adivina qué? ¡GOLLLLLLLLLLLLLL! claro, y  no lo viste porque el señor estaba en frente tuyo.

Llega el entretiempo, "el hincha perdido" abre su fiambre: llevó pollito, papitas y arepas; destapa todo eso y ese delicioso olor llega a tu nariz,-¡Juemadre, qué hambre!- te dices, pero como no trajiste plata, aguantate.

Empieza el segundo tiempo, tu delantero favorito lleva el balón y va a patear en dirección de la tribuna en que estás, el balón pasa por encima del arco y va directo al casco de la señora de la cruz roja, te asustas -la descabezó- pero no, cuando ves que está bien te mueres de la risa, y continúa el partido.

Ahora al "hincha perdido" le da porque quiere verse el partido parado, -sentémonos- gritan atrás, pero él no se quiere sentar, está bien, se queda parado y ahora empiezas tú como un ascensor a subir y a bajar, ya con dolor de cuello, te resignas a verlo por un ladito.

Ahí viene el balón, justo hacia el arco, te levantas (como en cámara lenta), ves saltar al arquero contrario quien no alcanza a llegar a esa pelota, entra y ¡GOOOOOOOOL!, ¡ahora sí!, este si lo viste, metes un gran salto, te quedas sin aire cantando ese gol, y abrazas a ese "hincha perdido" que tanto te incomodó, pero ¡qué va! es hincha de tu equipo y los dos están felices porque el árbitro va a pitar y su equipo va ganando 2-0.

El árbitro pita, ¡GANAMOS!, ahora sí, ya nada te podría molestar, ahora hasta crees que ese hincha desubicado le dio buena suerte al equipo y hasta esperas encontrártelo en el próximo partido.